SEICAP ÁVILA 2013 - page 354

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T.P. 1 Manejo del niño con inmunodeficiencia en la consulta de Pediatría
neral es vacunar si existe la posibilidad de
algún beneficio para el paciente.
En cuanto al riesgo, las vacunas inactiva-
das o de subcomponentes no presentan
riesgos adicionales a los de los individuos
inmunocompetentes. Deben seguirse los
calendarios de vacunación recomendados
para los niños sanos. Además, los pacien-
tes que tengan especial susceptibilidad
para la infección por algún agente concre-
to deben ser vacunados siempre y cuando
sea posible.
La seguridad para las vacunas vivas varía
en función del grado de inmunodeficiencia.
En pacientes con inmunodeficiencia grave
no pueden ser administradas por el riesgo
de infección diseminada. Los pacientes con
grado de inmunodeficiencia leve-modera-
da deben valorarse de forma individualiza-
da, según la función celular y de anticuer-
pos y el riesgo de no estar inmunizados.
Los paciente que reciben gammaglobulina
de forma regular no necesitan vacunarse
frente triple vírica ni varicela, pero si frente
a gripe.
Consideraciones antes de administrar va-
cunas en pacientes con tratamiento inmu-
nosupresor, con productos biológicos o
gammaglobulinas.
– Tratamiento inmunosupresor: En general
no deben administrarse vacunas vivas
desde las 2 semanas antes y hasta trans-
curridos 3 meses de la suspensión del tra-
tamiento. Las vacunas inactivadas pue-
den administrarse durante el tratamiento
aunque algunos estudios han demostrado
disminución de la respuesta inmunitaria,
precisando revalorar tras el tratamiento la
necesidad de revacunación.
– Corticoides: Se consideran dosis inmu-
nosupresoras de prednisona: ≥ 2 mg/Kg
o, en mayores de 10 Kg, > 20 mg/día, du-
rante un período superior a 2 semanas.
Se recomienda esperar 3 meses tras la
suspensión del tratamiento para admi-
nistrar vacunas vivas atenuadas.
– Productos biológicos: los anticuerpos
monoclonales están cada vez más ex-
disminuir la exposición a enfermedades
contagiosas.
Es evidente que la incorporación del niño
con inmunodeficiencia a su entorno social
es prioritaria en cuanto tenemos definida y
controlada su enfermedad de base. Así, no
hay dudas sobre la necesidad de asistencia
a la escuela para el niño en edad escolar. En
cambio, la asistencia de lactantes a la guar-
dería, donde la tasa de infecciones se cono-
ce es más elevada, es más controvertida y
debe valorarse de forma individualizada.
Algunas medidas que deben explicarse a
pacientes y familiares para reducir la expo-
sición a infecciones:
– Instrucciones para el lavado correcto de
manos y uso de desinfectantes con base
alcohólica.
– Correcta higiene oral y dental.
– Ingesta de agua: los pozos privados y
fuentes públicas pueden estar contami-
nados por giardia y/o cryptosporidium
(resistente a cloración). Algunos autores
aconsejan el uso de sistemas de filtra-
ción o beber agua embotellada.
– Inmunización de familiares y cuidadores.
– Evitar dormir con conviventes.
2. Vacunaciones
2.1. Vacunación en pacientes con IDP
Actualmente se recomienda vacunas a
los pacientes con IDP, pero es necesario
valorar cada paciente en función de la al-
teración inmunológica que presenta, los
tratamientos que recibe y en función del
momento puesto que algunas inmunode-
ficiencias pueden variar sus características
a lo largo del tiempo.
Se plantean dos preguntas básicas en estos
pacientes, si responderán adecuadamen-
te a la inmunización y si representa algún
riesgo la administración de las vacunas. Las
vacunas son menos inmunógenas en inmu-
nodeprimidos y se recomienda monitorizar
la respuesta (determinación serológica en 4
a 6 semanas de la dosis). Pero la norma ge-
1...,344,345,346,347,348,349,350,351,352,353 355,356,357,358,359,360,361,362,363,364,...466
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