SEICAP ÁVILA 2013 - page 123

XXXVII
Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica
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drolizados de proteínas de soja y colágeno
porcino que son de primera elección en el
déficit hereditario de lactasa y en la galac-
tosemia.
(6,7,8,9,11,12)
El lactante requiere diariamente 108 kcal/
kg/día en los 6 primeros meses de vida y
96 kcal/kg/día hasta los 12 meses de vida.
El aporte calórico de estas fórmulas de ais-
lado de proteína de soja es de 67 kcal por
cada 100 ml, similar a la leche materna y a
las fórmulas de inicio.
La necesidad de proteínas del lactante es
de 2,04 gramos/kg/ día los 6 primeros me-
ses y de 1,73 gramos por kg de peso y dia
de los 6 a los 12 meses.
Las proteínas de la soja tienen un patrón
diferente de aminoácidos que las proteínas
de la leche de vaca, con una menor con-
centración de metionina, lisina y prolina y
superior en aspartato, glicina, arginina y
cistina.
El suplemento de L-metionina comenzó en
los primeros años de la década de los 70.
El aislado de proteína de soja también es
deficitario en L-carnitina y taurina, por lo
que deben ser suplementados.
(6,7,8,11,12)
Los lípidos que contienen son aceites ve-
getales (soja, girasol, coco) que se encuen-
tran en diferentes proporciones, un 10%
son triglicéridos de cadena media.
Todas las fórmulas de soja están suple-
mentadas con ácido araquidónico y doco-
sahexaenoico, que favorecen el desarrollo
cerebral e inmunitario del bebé. No tiene
colesterol ni grasas animales.
Las necesidades de hidratos de carbono
del lactante son de 5,4 a 8,2 gramos de
lactosa por cada 100 ml de fórmula. Las
fórmulas de soja no contienen lactosa y sí
dextrinomaltosa, sacarosa y otros.
Esta ausencia de lactosa puede compro-
meter la absorción del calcio y la minera-
lización ósea, contribuyendo a ello la pre-
sencia de fitatos (difíciles de eliminar de la
soja) Los fitatos pueden quelar cationes di-
valentes como el calcio, magnesio, hierro y
fundamentalmente el zinc.
No se han descrito efectos perjudiciales a
corto plazo con respecto a estos minerales
cuando se utilizan fórmulas de soja que los
contienen en las cantidades correctas. Las
fórmulas de soja deben estar suplementa-
das con calcio y fósforo en cantidades si-
milares a las fórmulas adaptadas.
En la soja existe un glucopéptido que pue-
de disminuir la captación tiroidea de yodo
y al que se le ha atribuido efecto bocióge-
no; la suplementación con yodo contra-
rresta el efecto bociógeno de la soja y se
viene realizando desde mediados de los
años 60.
La soja además tiene un alto contenido en
manganeso (hasta 50 veces más que la le-
che materna) y aunque no se han descrito
casos de intoxicación por manganeso, si
es aconsejable disminuir su aporte.
Por otra parte las fórmulas de soja con-
tienen mayor cantidad de aluminio que la
materna: el aluminio compite con el calcio
para su absorción por lo que una ingesta
elevada de aluminio, puede ocasionar una
mayor absorción y depósito en el hueso,
favoreciendo el desarrollo de la osteopenia
y su depósito en el sistema nervioso cen-
tral.
(6,8,9,10,11,12,15)
Todos los alimentos basados en proteínas
de soja son ricos en fitoestrógenos: grupo
de compuestos no esteroideos con amplia
distribución en el reino vegetal sobre todo
en leguminosas y especialmente en la soja,
que son termoestables.
Los principales fitoestrógenos presentes
en la fórmula de soja son del tipo isoflavo-
nas, concretamente daídzeína y genisteína.
Las isoflavonas tienen efectos hormonales
y no hormonales con efectos positivos y
negativos.
Estas concentraciones de fitoestrógenos
son mucho más altas que las de estradiol
y se ha cuestionado en los últimos años,
su idoneidad en organismos en crecimien-
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