SEICAP ÁVILA 2013 - page 423

XXXVII
Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica
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inseguridad, apatía, regresión, sentimientos de culpabilidad, desorientación, etc.;
respecto a respuestas psicofisiológicas: trastornos del sueño, trastornos del
comportamiento, atonía física y psíquica, etc.; y otros hábitos de funcionamiento:
dificultades escolares, dependencia del adulto, etc. Algunos autores han sugerido que
gran parte de las alteraciones psicológicas que el niño sufre en el hospital se deben a
ciertas rutinas, técnicas, materiales, instrumentos y personas con los que no está
familiarizado.
No toda experiencia de hospitalización implica consecuencias negativas para el niño. En
muchos casos éste se adapta adecuadamente al entorno hospitalario y asocia dicho
proceso con experiencias que pueden ser positivas. No hemos de olvidar la gran
flexibilidad que tiene el niño para adaptarse a nuevas situaciones y experiencias Existe
una íntima relación entre la experiencia de la enfermedad y la madurez humana. La
enfermedad y la hospitalización son, con frecuencia, las primeras situaciones críticas
con las que tienen que enfrentarse los niños; el hecho mismo de la hospitalización
supone tanto para el pequeño como para sus padres un contratiempo, pero además, a
ello se añade otra serie de factores que pueden suponer la ruptura de la dinámica
familiar.
Ante la hospitalización de un hijo los padres pueden trasmitir sus preocupaciones y
temores al niño dificultando de alguna manera la adaptación del niño a su nueva
situación o, por el contrario, pueden animarle, apoyarle y ayudarle a superar la
enfermedad de la mejor forma posible convirtiéndola en una experiencia positiva de la
que no solo pueden aprender sino que pueden incluso estrechar los lazos familiares.
Opinión de un paciente infantil hospitalizado
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