 
          224
        
        
          Argentina, Chile, Sudáfrica, Australia, Ja-
        
        
          pón y Singapur) es fácil disponer de ellos;
        
        
          sin embargo en ningún país se puede dis-
        
        
          poner de autoinyectores en lugares públi-
        
        
          cos. Por ello la EAACI ha desarrollado una
        
        
          Declaración Pública de Alergia a alimentos
        
        
          y anafilaxia, pidiendo a los responsables
        
        
          políticos de la UE, los profesionales sanita-
        
        
          rios y al público a tomar acciones concre-
        
        
          tas para mejorar la gestión y el tratamiento
        
        
          de las alergias y la anafilaxia.
        
        
          Para superar la limitada disponibilidad de
        
        
          los autoinyectores, la EAACI pide a los res-
        
        
          ponsables políticos de la UE que los auto-
        
        
          inyectores sean puestos a disposición en
        
        
          las escuelas, así como en todos los espa-
        
        
          cios públicos de la UE.
        
        
          Los autoinyectores están infra prescritos.
        
        
          Si lo comparamos con el gold estándar
        
        
          que sería Reino Unido, país en el cual el
        
        
          100% de los pacientes con anafilaxia dis-
        
        
          ponen de autoinyectores de forma total-
        
        
          mente subvencionada, tendríamos a con-
        
        
          tinuación 3 países nórdicos (Suecia con
        
        
          89%, Finlandia con 85% y Noruega con
        
        
          80%) para finalmente descender hasta ci-
        
        
          fras del 50% o menos en el resto de países.
        
        
          España se encontraría sólo con un 21% de
        
        
          prescripción. Este diferencia Oeste-Este así
        
        
          como Norte-Sur se puede achacar a facto-
        
        
          res socioeconómicos.
        
        
          (17)
        
        
          A esto se añade la
        
        
          reticencia a prescribir los autoinyectores
        
        
          con la falsa creencia de que la adrenalina
        
        
          es una “medicación hospitalaria” asociada
        
        
          a resucitación cardiopulmonar y situacio-
        
        
          nes sólo de shock anafiláctico, con la ame-
        
        
          naza de los efectos secundarios, todo lo
        
        
          aunque sobre la base de pruebas menos
        
        
          óptimas, que la administración de adrena-
        
        
          lina por una inyección intramuscular debe
        
        
          considerarse el tratamiento de primera lí-
        
        
          nea de la anafilaxia.
        
        
          Hasta hace poco existían muchas barreras
        
        
          para el uso de adrenalina en autoinyectores:
        
        
          1.
        
        
          Disponibilidad limitada de los au-
        
        
          toinyectores, los cuales no están
        
        
          disponibles en todo el mundo, e in-
        
        
          cluso en aquellos en los que sí está
        
        
          hay un déficit en el reembolso o
        
        
          está limitado además de restringir-
        
        
          se su dispensación
        
        
          2.
        
        
          Los autoinyectores están infra pres-
        
        
          critos, de hecho se usan más fre-
        
        
          cuentemente los corticoides y anti-
        
        
          histamínicos como tratamiento de
        
        
          la anafilaxia en vez de la adrenalina.
        
        
          3.
        
        
          En la mayoría de los pacientes no
        
        
          existe una clasificación de su proce-
        
        
          so patológico de forma uniforme que
        
        
          permita la prescripción de autoinyec-
        
        
          tores a pacientes con riesgo elevado.
        
        
          4.
        
        
          Muchos pacientes desconocen el
        
        
          riesgo de anafilaxia al que están ex-
        
        
          puestos, no dirigiéndose a los ser-
        
        
          vicios médicos adecuados, además
        
        
          de presentar un deficiente etiqueta-
        
        
          do de los alimentos
        
        
          Veamos a continuación como superar es-
        
        
          tas barreras.
        
        
          Respecto a la disponibilidad de los autoin-
        
        
          yectores, sólo en el conocido como primer
        
        
          mundo (Europa Occidental, USA, Canadá,
        
        
          Simposium