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Revista Informativa de A.M.P.A.

1. LIDERAZGO. AUTORIDAD.

El líder en la familia es alguien que

además de poseer ciertas habili-

dades, posee unos valores bien de-

nidos. De forma inconsciente se

admira a un líder., por eso es capaz

de arrastrar, es capaz de hacer que

se dé todo. Hay muchos tipos de lí-

der. Los hay impuestos, formales,

pero esos sólo pueden comprar tus

habilidades, tus destrezas. Nunca

tu creatividad. Eso sólo se da vo-

luntariamente. Si surge instintiva-

mente un líder, con unos valores

que té reconoces, será capaz de en-

cauzar toda la familia. Por ello, en

las familias, en las que se dan líde-

res impuestos o formales, se hace

necesario que éstos, con su esfuer-

zo y su saber hacer, se conviertan

en líderes informales o naturales.

Esto es imprescindible para que

sean reconocidos como tales.

Siempre se ha de tener en cuenta

que las familias poseen cultura y

valores, que el más servicial es el

mejor líder y que el liderazgo se

relaciona más con el carácter que

con las habilidades técnicas. La

esencia del liderazgo es la comu-

nicación y la empatía. Liderar un

equipo es ser responsable por la

totalidad.

Para llegar lejos, el líder ha de pro-

poner y proponerse metas ambi-

ciosas, de ese modo a lo mejor se

desarrollan las alas. El liderazgo,

por otra parte, se puede equiparar

al “primun inter pares (primero o

líder entre iguales), es la fórmula

de dirigir por consenso.

Por otra parte la autoridad es para

servir, para ayudar, para fortalecer

al grupo, a la familia. Autoridad

prestigio.

La autoridad es imprescindible en

la vida humana individual, social

y organizacional, y de forma muy

especial en las familias. El proble-

ma está en el ejercicio de la misma.

Nada gana la voluntad del hombre

si no goza de abilidad. La abili-

dad depende de la coherencia en-

tre lo que uno manda o propone y

los intereses que mani esta, y la

conducta que sostiene. La integri-

dad personal es garantía de la au-

toridad moral.

Caminamos Hacia un nuevo ta-

lento directivo. Estamos viviendo

tiempos de mudanza acelerada

en la forma de promover la ense-

ñanza y el aprendizaje, que nos

obligan a plantearnos permanen-

temente cómo hacemos las cosas.

Para que las estrategias educativas

se implanten no podemos desper-

diciar ni un gramo de la inteligen-

cia y el talento disponible, en cada

niño y niña. El recurso que más

valor crea es el talento humano

creativo y transformador.

Paradójicamente, es el vertiginoso

desarrollo de la tecnología lo que

vuelve a colocar al recurso humano

capacitado en la cúspide educativa

de la creación de valor. Asistimos

al renacimiento del humanismo

en la sociedad y la familia.

Las organizaciones han de ser

cada vez más inteligentes, los líde-

res cada vez más innovadores y las

culturas cada vez más orientadas a

los alumnos y a las familias.

No se trata de dar consejos, pero sí

de avanzar algunos criterios para

los dirigentes:

Ser crítico frente a lo establecido

y crear una obsesión por innovar

todo lo necesario para resolver los

problemas derivados de nuestro

servicio al cliente.

Pensar a largo plazo. Con una vi-

sión clara de lo que se quiere hacer

y a dónde se quiere llegar.

Escuchar permanentemente al

equipo, a los alumnos (y a cada

uno), ser exible en la organiza-

ción y gestión no dudando en cam-

biar lo necesario.

Si los “clientes (alumnos y fami-

lias)” no valoran los esfuerzos no

olvidarse de que “la percepción lo

es todo”. ¿Y si es un problema de

comunicación? En cualquier caso,

el error es posible, es humano, e

incluso un derecho, pero no hay

mayor error que evitar el cambio…

porque éste es inevitable. En con-

trapartida, dirigir el proceso de

cambio es la clave del liderazgo en

el momento actual de las familias.

2. FACILITADOR

DE ENCUENTROS.

Para López Quintás, A. en los en-

cuentros debe existir un entreve-

ramiento entre dos personas ca-

paces de actuar con pleno sentido

al ofrecerles la experiencia posible

de hacerlo y a la vez ofrecer esa

misma experiencia a su igual; así

pues no se trataría de una mera

yuxtaposición ya que el hombre

en su de nición lleva la noción del

encuentro a su máxima.

La biología actual más cuali ca-

da considera al hombre como un

«ser de encuentro», un ser que se

con gura, desarrolla y perfecciona

como persona al encontrarse con

las realidades de su entorno: fami-

lia, hogar, colegio, pueblo, paisa-

jes, obras culturales, tradiciones.

Es por ello que los padres deben

procurar que en sus relaciones (ya

bien sea con padres, profesores,

alumnos y personal no docente)

exista una nalidad comunicativa

y educativa.

Es pues que debe ser accesible y

responder a toda aquella interac-

ción que se le presenta, ya que

su voluntad debe estar siempre

próxima a la comunicación inde-

pendientemente del contenido

de dicha comunicación, debe ser

accesible al trabajo de la negocia-

ción y cooperación que supone el

encuentro.

Debe reconocer y comprometerse

con el protagonista de su encuen-

tro, ya que es modelo para su co-

municante como guía del proce-

so de comunicación, permite la

transferencia gradual de respon-

sabilidad y establece puentes en-

tre lo conocido y lo nuevo.

Ser creador y facilitador de en-

cuentros supone una serie de exi-

gencias; generosidad, apertura,

tolerancia, con anza, veracidad,

agradecimiento, compasión, com-

prensión, simpatía, amabilidad,

cordialidad, exibilidad, asom-

bro, sobrecogimiento; y a la vez le

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