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Agustinos de Valencia •
Anuario 2013-2014
Colegio Sto. Tomás de Villanueva
Nueva Comunidad de Agustinos
San Agustín
A
l inicio de este curso nos hemos encontrado con muchas
caras nuevas en la Comunidad de Agustinos de la Calle Al-
bacete, 5. Les damos la bienvenida y nos alegramos mucho
de trabajar todos juntos por los proyectos agustinianos en este
caso por el Colegio Santo Tomás de Villanueva.
El Subdirector del Colegio, el P. Juan Manuel Paniagua que
viene de Alicante donde llevaba también la Pastoral, ha sido una
gran aportación de entusiasmo en las actividades del Colegio.
El Párroco de Cristo Rey, Parroquia a la que pertenece el Cole-
gio, el P. Eutiquio Merino, que también procede de Alicante don-
de llevaba la Parroquia de Santa Teresa de Ávila, y que ha colabo-
rado con nosotros mostrando una disponibilidad grande.
El Capellán de Quirón y Coadjutor de la Parroquia Cristo Rey,
el P. Basilio Mateos, que procede del Colegio Mayor Universitario
San Agustín de Madrid, a quien vemos con mucha frecuencia en
los pasillos y con quien da gusto cambiar impresiones.
Los demás ya les conocemos, son los que dan una continuidad
a las grandes obras pastorales y educativas que los Agustinos te-
nemos ahora en Valencia. En el 60 aniversario del Colegio recor-
damos a todos los que desde la Primera Piedra hasta hoy han ido
poniendo mucho de su parte siguiendo la norma de San Agustín
“Notaréis que progresáis en el amor en la medida que os preocu-
páis más por las cosas comunes que de las propias”.
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“Miembro eminente del cuerpo de Señor”, en compañía de
unos amigos, instituyó un tipo de vida religiosa inspirado
en la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén, primero
en Tagaste, todavía laico, luego en Hipona, ya presbítero,
y después siendo obispo, “según la regla establecida por
los santos Apóstoles”. Este ideal de los siervos de Dios,
constituido por ciencia, continencia y auténtica pobreza,
proliferó especialmente por el norte de África, donde mu-
chos Hermanos fueron llamados a desempeñar el ministe-
rio pastoral en las comunidades cristianas. La formulación
de este proyecto de vida, que él mismo experimentó, es
conocida a través de sus escritos -sobre todo la Regla para
los siervos de Dios-, en los que trata ampliamente la vida
monástica. Por eso nuestra Orden lo reconoce desde sus
inicios como padre, maestro y guía espiritual, ya que de él
recibe su Regla, nombre, doctrina y espiritualidad.
n
(Constituciones de la Orden, 2)
